divendres, 8 de març del 2013

8 DE MARZO, DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA



Levantar la bandera del feminismo de clase en torno a la que organizarnos las trabajadoras, codo a codo con el resto de la clase obrera y sectores populares. 

Las trabajadoras somos el eslabón más débil de la cadena productiva: la discriminación salarial nos deja un salario medio femenino inferior en un 22,50 % respecto al masculino, que llega al 32,29% menos si se computan complementos salariales. El acoso sexual, la precariedad absoluta, el trabajo en la economía sumergida, los trabajos a tiempo parcial, una incorporación al mercado laboral de tan sólo un 53, 42%, unas tasas de paro del 26,55% , un 38,9% de hogares de mujeres con hijos menores en riesgo de pobreza, el 81,75 % de quienes perciben una pensión de subsistencia son mujeres. Estas son las condiciones laborales de las mujeres trabajadoras.

Nosotras, además, resolvemos la mayor parte del trabajo doméstico, las tareas reproductivas y las de cuidados, como manda el patriarcado. La división sexual del trabajo que invisibiliza socialmente todo ese trabajo necesario, la construcción cultural de géneros con roles diferentes y la consideración del género femenino como de inferior categoría humana y laboral, unido a la presencia secundaria y desvalorizada en el mercado de trabajo asalariado, coloca a las mujeres trabajadoras en una situación especial de opresión y exclusión social. Estas son las condiciones de vida de las mujeres trabajadoras.

Las mujeres soportamos las consecuencias más duras que la crisis capitalista está imponiendo al conjunto de la clase obrera. Desde la reducción del empleo en el sector público, altamente feminizado, hasta la pérdida del trabajo precario y sin derechos al que habíamos accedido. Se va alejando el horizonte de la independencia económica, nos cerca el de la sobreexplotación. Con la privatización de la sanidad, de los centros de día, la desaparición de la ayuda a la dependencia, la eliminación de la escolaridad obligatoria hasta los 6 años, el cierre de las pocas escuelas infantiles públicas…nosotras prestaremos todo ese trabajo a título gratuito para que se lo apropie el capitalismo. Todo ello a mayor gloria del patriarcado más rancio. 

La lucha y organización de las trabajadoras es imprescindible. Hemos comprobado los límites históricos de este sistema que se desmorona y de la estructura transversal de opresión que lo acompaña. Hoy, la única dirección posible para nuestra emancipación pasa por superar al patriarcado y por la derrota del capitalismo. Levantar la bandera del feminismo de clase en torno a la que organizarnos las trabajadoras, codo a codo con el resto de la clase obrera y sectores populares. 

TRABAJADORAS, LUCHEMOS POR LA DERROTA DEL CAPITALISMO Y DEL PATRIARCADO.